En mi niñez, el gran acontecimiento barrial para las navidades era el pesebre viviente. El mundo estaba mucho menos globalizado que ahora, comentario obvio pero lo escribo igual para que no se espanten los pequeños que puedan llegar a leer esto. La parroquia o la escuela local convocaba y nuestras madres organizaban el evento: fecha, hora, compartían atuendos significativos utilizados en años anteriores y previsoramente guardados (háblame de moda circular): pastores, angelitos, túnica varias, en fin, recreaban todos los outfits posibles que se hubieran usado (o eso) en Belén. Un par de días antes de la Navidad se producía el pesebre viviente. En mis infancias en San Vicente-glorioso barrio de Córdoba-recuerdo haber visto algún San José y María adultos participando de ese evento.
Como el tiempo ha pasado y me encuentro viviendo en esta etapa de casi ningún pesebre viviente ni no viviente, me siento casi en la obligación de compartir estos sentimientos emociones y pensamientos para esta época. Y la gran pregunta
¿Dónde pasamos las Fiestas y con quién?
Así como fui angelito sin disforia de género, formando parte de una especie de show que se producía antes y durante el momento del desfile por las calles del barrio, actualmente me propongo disfrutar.
A mi manera, ya no voy a ningún lugar que no quiera ir. Elijo desde el placer qué lugares voy a frecuentar, qué personas voy a dejar estar en mi vida, y extiendo esta normalización a cualquier momento de mi vida-no solo las fiestas.
Pasaron las épocas en que todo lo decidía en función de otras personas, como cuando fui angelito en el pesebre viviente.
Si juntarse viene bien, y aquellos que me invitan van a proporcionar un momento de disfrute honesto y sano, ahí estaré. De lo contrario no y me daré a la fuga. He pasado alguna fiesta a solas, mintiendo acerca de mi paradero para no tener que explicar por qué quería pasarla a solas. Porque la vez que dije "la voy a pasar sola" se armó un revuelo y todo el mundo quería acompañarme.
Pasar las fiestas y estar cómodos, en ojotas porque en este hemisferio hace calor, comer lo que queremos, deshacernos de los mandatos, elegir nuestros propios rituales de cierre de ciclos, elegir nuestras compañías, hacerlo a nuestra medida.
Animate a ser diferente.
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