miércoles, 6 de noviembre de 2013

TEMOR, PLACER Y DOLOR J.Krishnamurti

No puedo vivir en el presente si éste está bajo la sombra del pasado. Para comprender esto, la mente ha de ser capaz de mirar, y Vd. sólo puede mirar cuando no hay condenación, identificación o juicio, cuando puede Vd. mirar a un árbol, una nube, simplemente mirarlos. Antes de que pueda mirar la complejísima estructura de la memoria, tiene Vd. que ser capaz de mirar un árbol, la hormiga, el movimiento del río, mirar; en realidad no lo hacemos. Es mucho más importante mirar al pasado como recuerdo, y esto no sabemos hacerlo. La acción con arreglo a la memoria es inacción total, y por consiguiente no hay revolución alguna.
Interlocutor: Yo me pregunto si habrá contradicción entre lo que Vd. dice que el individuo es lo colectivo y el resultado del pasado, y lo que dice que no debe haber autoridad procedente del pasado.
Krishnamurti: Si bien se mira, el pasado, ya se aplique a otro, como al sacerdote, al analista, al comandante de un ejército o a la esposa o al marido, esa autoridad que confiero a otro es para mi propia seguridad, para mi aseguramiento. El hombre ha aceptado esa autoridad durante siglos y más siglos. Pero él ha creado la autoridad, la quiere, porque cuanto más confuso y desgraciado se siente, tanto más quiere que otro le diga lo que debe hacer. La autoridad que ha conferido a otro, o la que ha creado en sí mismo como guía, llega a ser un impedimento. Aquí también ve Vd. que esta cuestión de la autoridad y del individuo es en realidad muy compleja. Para comprender al individuo tenemos que comprender lo colectivo, y en lo colectivo reside toda la estructura de la autoridad. Todos estamos buscando seguridad en una u otra forma. La seguridad de los empleos, en tener dinero, en la continuidad de cierto placer, sexual o de otra clase, y la demanda de seguridad total, esto está en todos nosotros, y tratamos de hallar expresión para ese impulso de distintas maneras. Desde el momento en que se reclame seguridad tiene que haber autoridad, es evidente, y ésa es la estructura psicológica y cultural de toda nuestra sociedad.